HUGO HERNÁNDEZ

Para las niñas del Club El Tamá Luisana García y Doraimi Torres del primer nivel y Andrea Morales y Viena Soto del tercer nivel, fue una experiencia inolvidable porque sintieron el cosquilleo de la competencia, la ansiedad que produce la evaluación de las posturas acuáticas. Para ellas, la alberca trujillana se convirtió en el eje del sueño que empuja al compromiso de representar los colores regionales en un corto periodo de tiempo.
La delegación viajó con el subsidio de los padres y representantes de las nadadoras y la colaboración de Servicio Autónomo Trujillano del Deporte, quien les prestó el apoyo logístico del alojamiento en las villas deportivas.
La entrenadora Johana Montenegro y la delegada Cecilia Zambrano estuvieron alentando a las futuras danzarinas que ahora tendrán que esperar por la calificación de los jueces, la cual saldrá publicada en los próximos días en la página de la Federación de Deportes Acuáticos.
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